viernes, 30 de octubre de 2009

Entiendo los miedos.
Arropo el dolor.
Disculpo la incertidumbre.
Pero no perdonaré la cobardía.
No existe razón para ahogar los sentimientos.
Vive, respira y piensa que no siempre hay nubes grises tras de la puerta.

viernes, 23 de octubre de 2009

Amigo

Amigo.

¿Sabe alguien el verdadero significado de esa palabra? ¿Está tan devaluada que no tiene apenas valor? ¿Para qué están los amigos? ¿Hasta dónde es lícito que dos amigos mantengan la amistad para que no deje de considerárseles amigos? ¿Se puede perder el contacto con un amigo y cobrarlo muchísimos años después? ¿Sigue siendo amistad? ¿Interés?

Jamás pensé que me pudiera hacer estas preguntas que hoy me hago. Dudar de la amistad. No de la persona, sino del sentimiento común que las unen.

Echo la vista atrás cinco meses y recuerdo el día que volví a verte, sentado en un banco de la plaza más bonita que pueda existir en el mundo, la de la Laguna, con un libro en una mano, y de la otra, a una niña que se parecía tremendamente a ti. Y fue cuando me empezaron a saltar las preguntas. ¿Qué había pasado en tu vida en tantos años? ¿Quién tuvo la suerte de "cazarte" y hacerte padre?

Tal vez debí saludarte, pero no lo hice. Desde que dejé Ayamonte para irme a Granada y después a Sevilla, no habíamos vuelto a coincidir y, ahora, tras quince años fuera y diecinueve sin hablarnos (no por enfado, sino por distancia), me parecía muy chocante el asaltarte con tantas preguntas.

Después, te vi un par de veces por Sevilla en compañía de una mujer bellísima, se resolvieron todas mis preguntas iniciales.

Ahora, indagué. Pregunté a antiguos compañeros de colegio, a las amistades con la que alguna vez te había visto y me dio un vuelco el corazón: ni tenías niña, ni tenías mujer.

Alguien por casualidad me comentó que tenías un blog (que por cierto se mofaba que alguien expusiera su vida tan públicamente), donde, cada día, solías escribir las cosas que por tu cabecita loca te pasaban: trabajo, hobbies, pasiones, ilusiones, decepciones...

Yo, que llevaba mucho tiempo luchando por una relación que, ahora con toda seguridad sé que está muerta, leí tu abecedario. Yo quería que me amaran como tú has amado a esa acompañante con la que te he visto dos veces por Sevilla. Yo quería tener la dicha de sentir que alguien se desvive por cada cosa que hago, por cada pensamiento que me viene a la mente, por cada suspiro que mi corazón da.

Me colé en tu vida de una forma extraña, en unas circunstancias extrañas, en un momento extraño para ambos, lo sé. Pero yo me había enamorado de tu amor por otra.

Afortunadamente, sé que eres buena gente, y cuando lo necesito, me coges el teléfono, o aceptas un café, o me dejas que te secuestre de tus ocupaciones cotidianas. Siempre busco consuelo, y al final, eres tu quien se desahoga, se "jarta" de llorar. Pero nunca me pides la mano, un beso en la mejilla apretaillo, una mirada cómplice, un abrazo de despedida. Nada. Tan sólo dices "bueno, hasta otro día" y te vas, y ni miras atrás.

Yo te veo tus ojos vidriosos sin que me quieras mirar a los míos directamente, siento la suavidad de tu mano sin que roces las mías, siento la carnosidad de tus labios en mi cara sin que hagas el gesto de darme un beso, siento la fuerza de tus brazos sin que rodeen mi cuerpo.

Y todo, porque sigues guardando todo eso para alguien a quien sabes, a ciencia cierta, que no los quiere recibir. A alguien que no aprecia cuánto de bueno puedes agregar a su vida. A alguien que no sabe que perderte puede ser la muerte de una parte de su corazón, que quizás otros jamás hayan llegado ni tan siquiera a rozar con las ondas que la voz transmite, esa parte del corazón que sólo ha latido por ti y que sólo tu sabes como hacer latir. A alguien, por quien lloras a cada momento mientras dices que no sabes por qué te llevas llorando a cada rato.

Me gustaría que vieras esto con los ojos con los que yo lo escribo, y dieras una oportunidad, (a ti o a mí), de comprobar que todo es real, que no es un juego, o para que dejes de pensar que me has servido para forzar algo, o para evitar que pasara algo.

Cada día me duele mas ver como no arrancas de ti las trabas y haces todo lo que internamente deseo (cogerme la mano, abrazarme, besarme en las mejillas), porque poniendo tantas cortapisas, al final...

No quiero pensarlo, porque para luchar en otra batalla no me quedan fuerzas.

Besos (esos que niegas darme).

jueves, 15 de octubre de 2009

Todo se acabó

El otro día puse una canción, y la conversación llegó.

Anoche, decidimos que todo se acabara.

La agonía ha durado 1 año, demasiado. Lo hemos intentado muchas veces y no ha podido ser.

Ahora, buscamos abogado que solucione los asuntos de los papeles.

P.D.: Ya conoceís algo más de mí (el color de mis ojos).

viernes, 9 de octubre de 2009

jueves, 8 de octubre de 2009

¿Qué eres?

¿Qué eres?
Sólo un reflejo en la oscuridad de mi cuerpo;
sólo una luz en la inmensidad de mis dudas;
sólo un brillo que perdura.

viernes, 2 de octubre de 2009

Pasear por Ayamonte

¿Te vienes a pasear conmigo?...

Soledad

A veces, la soledad en medio de tanta gente, alivia su pena con el murmullo de otras bocas.
A veces, la soledad que buscamos, alivia la desesperación de las decepciones.
A veces, la soledad se impone por si misma.
A veces, me da pánico sentir que la soledad viene a por mi, sin que exista nada que yo pueda hacer para evitarlo.
A veces, sencillamente deseo esa cálida compañia que alivia la más oscura de mis soledades.
¿Quién vendrá a espantar mi soledad mañana?