miércoles, 30 de junio de 2010

Un simple sueño

Ya no sé si creer o no creer en el amor porque he conocido a alguien tan raro y extremadamente increíble que me hace sentir única y especial, como si fuera irresistible e increíblemente rara.

Tengo una gran paranoia montada en la cabeza y esta es tan grande y pesada que ya no sé lo que pienso, ni tan siquiera lo que digo.

No sé si lo que vivo es real como la vida misma o es tan solo una fantasía mas de la que tengo miedo despertar, como si tuviera miedo de que alguien estallara mi burbuja, como si me separaran, y tan grande es ese miedo que me aterra la idea de no verlo al día siguiente, de no tenerle cerca en las noches de frio y soledad, como hoy, como si me faltara algo, como si me hubieran robado un pedazo de alma.

Y cuando ya estoy convencida de que todo es real y la felicidad desborda mi persona, me doy cuenta de que es mi mente la que me engaña y que es mi corazón el que siente y que todo lo vivido ha sido un simple sueño…

domingo, 27 de junio de 2010

Vanesa Martín - El tren de la Cordura



Adiós.
Prometo dejar de malherirte.

domingo, 20 de junio de 2010

Por todo y por nada

Por todo lo que me regalas día a día.
Por nuestros momentos, que son tan espontáneos como tú.
Porque me llenas y no entiendo por qué.
Porque no puedo escribir sobre tí (porque así me lo has prohibido, no vaya a leerlo quién-va-a-ser) pero me sobran las palabras dedicadas.
Por hacer de cada día uno nuevo y llenarlo de color, pintarlo, mancharlo y volverlo a dibujar.
Por ser así, tan desesperante y único al mismo tiempo.
Por tu música y tus movimientos raros que sólo me hacen sonreír.
Por hacer lo difícil fácil y darme la mano para sentirme segura.
Por todo lo que eres ahora y todo lo que espero serás en mi vida.

Gracias, por inventar en mí las palabras, por formar parte de esto...



Pd. Me alegra que te haya gustado el regalo.

sábado, 12 de junio de 2010

A veces...

Las cosas a veces no salen como una las espera, pero siempre hay que seguir adelante...

miércoles, 9 de junio de 2010

¿Nos pasamos todo el día en la cama?

Siempre ha sido así. Después de las diez de la mañana me es imposible seguir durmiendo. Puedo pasar horas y horas dando vueltas, remoloneando entre las sábanas, pero de ninguna manera puedo volver a conciliar el sueño. Debo tener un despertador biológico infalible. Aquella mañana no fue diferente, claro.

Cuando abrí los ojos me di cuenta de que estaba en una esquinita, justo al borde de la cama. Sola. Seamos sinceros, eso de las películas es una gran mentira. Dormir abrazado a alguien es la cosa más incómoda del mundo.

Me di la vuelta y lo vi. Y recuerdo que me quedé quieta unos minutos en mi rincón, observando las cientos de rayas que pintaba sobre su espalda la luz que se colaba por las persianas. Después me aburrí, y quise despertarle. Y sin darme cuenta se me dibujó la sonrisa de las travesuras repentinas. Me deslicé sigilosamente por el colchón, para después abalanzarme sobre él, trepar con besos por el interlineado de su columna vertebral, que, asombrosamente se le marcaba toda debido a su postura dormitante, y decirle al oído...

- Psst. ¡¡¡¡Psst!!!! Buenos dííías, Peque. ¿Sabes qué?, ya es de día. ¿Estás despierto?, ¿eh?, ¿eh?, ¿¿¿eh??? Mira que ya es de día. ¿A que no te habías dado cuenta? Ah, sí. Que acabo de decirlo. ¿Nos levantamos?, ¿o nos quedamos aquí todo el día?, ¿eh?, ¿¿¿estás despierto???

... Seguramente dije alguna cosa más que ya he olvidado. Normalmente hablo más de la cuenta. Y si pretendo sacar de quicio, como era el caso, más todavía. (Ya el resto lo sabes. Tu memoria ha sido siempre mejor que la mía).

Busqué sus ojos. Y me encontré con ellos. Y con su sonrisa. Y con un beso de esos... Un beso de esos que dejan sin aliento.