La ropa de abrigo, tras de la cual se esconde la piel que busca calor, busca los abrazos cálidos del invierno cuando al llegar a tu casa, estrechas tu pecho con el mio ofreciéndome tu hogar.
La lluvia tras la ventana.
El viento soplando cuando nos escondemos bajo las mantas.
La tele sonando de fondo y una camilla para conversar a sorbo de café.
Perdona, que decias, es que me perdi en tus ojos y no estube atenta a tus palabras.
Adios al estio, bienvenido Don Invierno.
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