domingo, 20 de septiembre de 2009

Amar, odiar, extrañar, desear

Sentir algo es algo sencillo.
Espontáneo. Algo que no se decide, que ocurre sin más.
Se puede luchar contra ello, pero no deja de ser una batalla inútil.
Puede, que, igual que vino, el sentimiento se vaya.
Puede que venga de golpe, o que se acerque poco a poco. Pero, siempre, te golpea.

Amar, odiar, extrañar, desear.
Son sentimientos fáciles de sentir. Tan fáciles de sentir que, a veces, ni siquiera te das cuenta de que los sientes.
Paradójico, ¿verdad?
No te das cuenta de que amas a alguien hasta que lo necesitas tanto que te asusta.
No te das cuenta de que odias a alguien hasta que estallas de repente, de forma irracional.
No te das cuenta de que extrañas a alguien hasta que su ausencia es tan dolorosa que te corroe por dentro.
No te das cuenta de que deseas a alguien hasta que el deseo se te aparece en sueños noche tras noche.

Es curioso.

Porque, son fáciles de sentir.

Pero, ¿por qué es tan dificil asumir?

Quizá en eso está el encanto, ¿no?

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